1. |
Tentakloj
05:43
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Caos rojo. Distorsión. Parto.
Nos liberámos de los rosados tentáculos umbilicales.
Somos manada de seis.
Orejas naranjas dilatadas
de espiritualidad.
Cornamentas tatuadas
apuntando al cielo.
Beard-banging psiquedélico.
¡We Are Impala!
¡Horror! Ecos y destellos de engendros lobotomizados
por grises robots espaciales.
Nuestra senda de humo
fosforescente y peluda no desteñirá. Saltamos con
gracia de antílope sus oscuras
pesadillas conspiranoicas.
E invocando a Kasdan,
siguiendo el camino de las
seis cuerdas del Delaylama,
os pintamos con placer
nuestra primera melodía.
Nuestra primera sinestesia
de placer sonoro.
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2. |
Forgesis
07:36
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Recorremos coloridos estados de conciencia con los trazos vitalistas de un primer EP.
Rumiamos algo poderoso. Dorado.
Algo se avecina. En el
horizonte. Se expande a ritmo étnico. No tiene piedad.
Los cuadrados se vuelven cubos. Quizá éste sea el gran olvido. Lograr la sinestesia.
Y un volcán entra en erupción.
Las notas ascienden con la fuerza de las patas traseras.
¿Notáis su calor?
Vuelve el inicio.
Es el final.
El universo, el disco;
circulos, esferas.
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3. |
Delaylama
05:36
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Nos gusta seguir los pasos
de aquel asceta errante.
Alienígena de piedra, que con tan solo su gastado manto
de seis cuerdas austeras y
sin voz, no paró de girar y
girar por floridos rituales
dionisiacos.
Y ese cuadrípedo monje intentó en cada ocasión anestesiar el sufrimiento más mundano de la fauna presente.
Y no cesó de repetir y repetir
a modo de “delay” que lo importante era sinestesiar
felicidad y placer.
¡Oh gran Delaylama, nos
gusta seguir tus pasos!
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4. |
Abstrakta
06:49
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Nací en un hogar luminoso y dulce.
Tenía una rica paleta de colores a mi alcance
aunque no conocía los tonos oscuros.
Me los prohibían.
Quizá por eso siempre sentí una gran obsesión por ellos.
Quizá por eso creció algo en mi interior.
Algo abstracto. Una especie de huevo.
Lo notaba muy cerca de mi corazón.
Era doloroso.
Ya mis primeras pinturas fueron excelentes.
Sé que lo abstracto tenía algo que ver.
Pero había algo...
Con el tiempo noté que unas grotescas
y peludas patas de insecto
rompían desde dentro el huevo.
Y con él mi corazón. Era lo abstracto.
Se apoderó de mi. Lo abstracto.
Mi fuego. Mi fuente creadora.
Lo genérico. ¡YO!
Y pinté grandes cuadros.
Siempre en blanco y negro.
Siempre con trazos firmes y agresivos.
Muy emotivos.
Pero... emotivamente dementes.
Sádicamente suicidas. ¡Enfermos!
Y me regodeaba pintando ese dolor abstracto
que parecía tan singular
y a la vez tan colectivo.
Me dejé secar. Maduré.
Fermenté. Y surgieron unas alas.
Descubrí mi don. Descubrí mi fuerza.
Mi misión. Me creía capaz de todo.
Al fín entendí que de esas dolorosas lágrimas
surgió mi realista composición del ser humano.
Y di las gracias por conocer y sentir lo abstracto.
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5. |
Kasdan
08:17
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Esas tribus de la galaxia
desconocida creían en
un tal Kasdan.
Desde entonces, cada
vez que meditábamos
en grupo lo buscábamos.
Hubo una vez en que divisamos la expansión del todo.
¡Que energia tan potente
y cegadora!
Seguímos meditando y en un momento creímos que Kasdan era... otra melodia.Otra deidad creadora. Podiamos moldearla con nuestras patas y hocicos.
Y encontramos nuestros
ancestros y descendientes. Todo se volvía más complejo.
¿Si nosotros lo creábamos...?
Nos miramos. Sonreímos.
Y desde entonces permanecímos tranquilos.
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6. |
Heleco
08:52
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Aceptamos el tempo del brillo con templanza.
Los tambores de arena nos adentran en el primer bardo.
Es difícil permanecer en el justo medio ante las diapositivas.
Recordamos con amor los tentaculos que nos empujaron
a vivenciar el regalo de las vidrieras sensoriales.
Y nuestros primeros saltos cuánticos acompañados
por las desconocidas esferas luminosas.
Que aprendizaje fué conocer el sabio sendero
de los aquelarre del gran maestro del oceano rocoso.
Aún podemos visualizar con detalle
nuestra primera estación espacial
de juegos “abstrakta”.
Era nuestro oxígeno.
Solo esperamos haber logrado la sinestesia.
Estamos preparados para
el brillo al final del túnel.
Más allá solo habrá...
¡Más!
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